La muestra reúne 52 grabados originales del artista español pertenecientes a la Fundación Picasso, Museo Casa Natal de Málaga. Se trata de retratos de las mujeres que amó y que están divididos en 6 secciones realizadas por el artista entre 1921 y 1971. Ellas reflejan el esplendor de autor, que abarca desde sus 40 años de edad hasta los 92. La exposición fue curada por Mario Virgilio Montañez, de Fundación Picasso.
“Amor y Deseo” se presenta por primera vez en América Latina y antes de llegar a Santiago estuvo en el Museo Baburizza de Valparaíso y en Iquique, en la Sala de Arte de Collahuasi, con gran éxito de público.
Françoise Gilot, su compañera por diez años, joven pintora y madre de los dos últimos hijos del artista malagueño es una musa constante durante esa década fértil e intensa. Su rostro es sereno y a menudo enigmático, en un comienzo representado de forma difusa y luego con trazos firmes y esquemáticos, pasando a ser objeto de audaces ejercicios de composición. Poco más tarde, su rostro aparecerá en retratos de mayor ambición y formato, en los que es posible que su mirada se convierta en desafío al espectador.
Jacqueline Roque, su última compañera y esposa, con la que se casaría en 1961, es otra presencia imprescindible en la obra de Picasso. La que conoció como auxiliar en el taller en el que realizaba cerámicas, y significó protección, estabilidad y paz para el artista. Su rostro, a menudo de perfil, comparece en elegantes grabados, en los que incluso puede llegar a rendir un homenaje a su país de origen al adornarla con una mantilla o tocada con un velo que es premonición de la unión nupcial, pocos años más tarde.
La militancia de Picasso en el movimiento pacifista internacional, tras la Segunda Guerra Mundial, está en la base de estos retratos de Françoise Gilot en un sillón. La modelo se convierte aquí en musa, casi en una deidad ante la que el artista se somete. La participación del artista en el Congreso de Intelectuales por la Paz celebrado en Wroclaw (Polonia) en 1948 trajo la necesidad de Picasso de congraciarse con su compañera y el regalo para ésta de un abrigo polaco. Es esa prenda, con adornos bordados, la que luce en esta serie de grabados donde las grandes mangas son una constante, mientras las facciones se prestan a notorias variaciones. Años después, cuando la relación con Françoise se aproxima a su final, el mismo tema vuelve a aparecer en una formulación en la que el rostro se ensombrece y casi se oculta.
La figura de la mujer ha sido uno de los temas iconográficos más constantes en la obra de Picasso. Habitante de un mundo femenino que gravitaba primero alrededor de sus hermanas, de su madre y de sus distintas compañeras más tarde, el artista se ha enfrentado a la imagen de la mujer, objeto de esta sección, desde el lugar de quien al mismo tiempo admira e interroga al sujeto femenino como concepto y tema artístico. Vitalismo, deseo e ironía se combinan en otra de las secciones. Con el denominador común del cuerpo desnudo de la mujer, encontramos obras de un dinamismo pleno de equilibrios imposibles junto a escenas en las que se unen el desnudo y la máscara en un juego entre el ocultamiento de la identidad y la exhibición del cuerpo. También hay lugar para obras en las que el espacio íntimo de una habitación cerrada permite a dos mujeres fluctuar entre la conversación y el contraste entre el sueño o la vigilia. En ellos se permite comprobar cómo Picasso resume motivos a lo largo de los años, o los diversos tratamientos a los que se presta el tema de la mujer con un espejo, que introduce la idea de una imagen dentro de otra imagen.
El entierro del Conde de Orgaz es uno de los más peculiares ejemplos de los últimos años del polifacético e incansable Picasso, y a la vez una de las obras claves donde el artista combina la fuerza de su trabajo como grabador con la de espontáneo y audaz escritor. Publicado por la prestigiosa editorial Gustavo Gilí de Barcelona en 1969, Picasso retoma en los grabados que lo ilustran algunos de los temas que fueron constantes desde su juventud, que le obsesionaron y le provocaron la expresión de un mundo propio e inconfundible.
En esta selección de aguafuertes, el autor recoge en las escenas orientales, las circenses, las mitológicas o los desnudos alegóricos, ese afán de regreso a las tradiciones españolas, a los artistas clásicos que le antecedieron y a las técnicas más arriesgadas de la obra gráfica, que tan bien dominó y de las que fue un auténtico maestro.
Fechas: | 9 de marzo al 30 de abril 2016 |
Horario: | Lunes a sábado, 10 a 20:00 hrs. |
Lugar: | Galería de arte. |
Entrada: | Entrada liberada |
Convenios: | No aplica |